Bronquiolitis (niños)
En el interior de los pulmones hay muchos tubos respiratorios pequeños. Estos tubos se denominan bronquiolos. Si el revestimiento de estos tubos se inflama y se hincha, se presenta una afección llamada bronquiolitis. Suele ocurrir con más frecuencia en niños de hasta dos años. Es causada muy frecuentemente por un virus tal como el virus de la gripe o el virus respiratorio sincicial (VRS).

La bronquiolitis se presenta generalmente en invierno. Comienza con un resfriado. Al principio, su hijo puede tener goteo nasal, tos moderada, fiebre y tos con moco. Después de algunos días, la tos puede empeorar. Su hijo comenzará a respirar con más rapidez, a producir sibilancias y a resoplar. La sibilancia un sonido de silbido que se produce al respirar por vías respiratorias estrechadas. En los casos graves, la respiración puede detenerse por períodos cortos.
La bronquiolitis se trata ayudando a su hijo a respirar. El proveedor de atención médica puede aspirar el moco de la nariz y la boca de su hijo. Es posible que le den medicamentos para aliviar la tos o la fiebre. Los niños que tienen dificultad para respirar o para comer pueden requerir hospitalización por una o más noches. Probablemente reciban líquidos por vía intravenosa (IV), oxígeno, o los conecten a un respirador mecánico. Los síntomas suelen mejorar en dos a cinco días. Pero pueden durar semanas. Por lo general, no se usan antibióticos para combatir esta enfermedad. Su hijo podría necesitar antibióticos si contrae una infección bacteriana, como neumonía o infección de oído.
Los bebés de menos de 12 semanas de vida o los niños con una afección crónica tienen más probabilidades de tener bronquiolitis grave. Las complicaciones pueden incluir deshidratación y neumonía. Un niño que tiene bronquiolitis tiene más probabilidades de tener accesos de sibilancias cuando sea mayor.
Cuidados en el hogar
Siga estos consejos para cuidar de su hijo en su hogar:
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El proveedor de atención médica de su hijo puede recetarle medicamentos para tratar las sibilancias. Siga todas las instrucciones para darle esos medicamentos a su hijo.
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Use paracetamol para niños para aliviar la fiebre, la irritabilidad y el malestar, salvo que se haya recetado otro medicamento. En bebés mayores de 6 meses, puede usar ibuprofeno o paracetamol para niños. Si su bebé tiene una enfermedad crónica de hígado o de riñón, consulte con el proveedor de atención médica de su hijo antes de usar estos medicamentos. Hable también con el proveedor si su hijo ha tenido alguna vez una úlcera estomacal o un sangrado gastrointestinal. Nunca le administre aspirinas a una persona menor de 18 años con una infección viral o fiebre. Puede causar una afección grave llamada síndrome de Reyes. Esto puede causar daños graves al hígado o al cerebro.
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Lave bien sus manos con agua corriente limpia y jabón antes y después de atender a su hijo. Esto evitará que la infección se propague. Enséñele a su hijo cuándo, cómo y por qué debe lavarse las manos. Dé el ejemplo lavándose correctamente las manos. Aliente a los adultos en su hogar a lavarse las manos con frecuencia.
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Haga que su hijo descanse mucho.
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Coloque al niño pequeño o niño mayor (más de 1 año de edad) en una posición levemente elevada para dormir. Esto lo ayudará a respirar mejor. De ser posible, levante un poco la cabecera del colchón. O, si su hijo es mayor, levante la cabeza del niño y la parte superior del cuerpo con más almohadas. Consulte al proveedor de atención médica cuánto debe elevar la cabeza de su hijo.
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Nunca utilice almohadas con niños menores de 12 meses. Nunca use almohadas ni duerma boca abajo o de costado a un bebé menor de 12 meses. Los bebés menores de 12 meses deben dormir boca arriba sobre una superficie plana. El bebé no debe dormir en asientos para coches, cochecitos, columpios ni mochilas portabebés. Si su bebé se duerme en alguno de ellos, acuéstelo sobre una superficie firme y plana lo antes posible.
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Ayude a su hijo a sonarse bien la nariz. El proveedor de atención médica de su hijo puede recomendarle gotas nasales de solución salina para disminuir y eliminar las secreciones de la nariz. Las gotas nasales de solución salina están disponibles sin receta. También puede preparar la solución agregando 1/4 de cucharadita de sal de mesa en 1 taza de agua. Puede colocar 2 o 3 gotas de solución salina en cada orificio de la nariz antes de pedirle a su hijo que se suene la nariz. Lávese siempre las manos después de tocar pañuelos usados.
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En los niños más pequeños, succione el moco de la nariz con gotas de solución salina y una jeringa de succión pequeña. Hable con el proveedor de atención médica de su hijo o el farmacéutico si no sabe cómo usar una jeringa de succión. Siempre lávese las manos antes y después de usar una jeringa o de tocar pañuelos usados.
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Para evitar la deshidratación y reducir las secreciones pulmonares en niños pequeños y niños mayores, haga que su hijo beba abundante líquido. Los niños pueden preferir bebidas frías, postres helados o helados de jugo. También puede que les guste tomar sopa caliente o bebidas con limón y miel. Pero no le dé miel a un niño que tenga menos de un año de edad.
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Para evitar la deshidratación y reducir las secreciones pulmonares en bebés menores de 1 año, haga que su hijo beba abundante líquido. Si es necesario, puede utilizar un gotero medicinal para darle pequeñas cantidades de leche materna, fórmula o líquidos transparentes a su bebé. Dele de 1 a 2 cucharaditas cada 10 a 15 minutos. Tal vez el bebé solo pueda alimentarse por períodos breves de tiempo. Si usted está amamantando, bombee la leche y guárdela para usarla más tarde. Entre comida y comida, dele a su hijo solución de rehidratación oral. Puede comprarla sin receta en farmacias y supermercados.
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Para que respire mejor mientras duerme, use un humidificador de aire frío en el dormitorio de su hijo. Limpie y seque el humidificador todos los días para evitar que tenga moho y bacterias. No use un vaporizador de agua caliente. Puede causar quemaduras. Es posible que su hijo también se sienta más cómodo sentado en un baño lleno de vapor por hasta 10 minutos.
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Los medicamentos de venta sin receta para la tos y el resfrío no ayudan a aliviar los síntomas. Estos medicamentos además pueden causar efectos secundarios graves, sobre todo en bebes menores de 2 años. No administre medicamentos de venta libre para tos y resfríos a niños menores de 6 años, salvo que su proveedor de atención médica se los haya recomendado específicamente.
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Mantenga a su hijo alejado del humo de cigarrillo. El humo del tabaco puede empeorar los síntomas de su hijo. No permita que fumen en su hogar ni en su automóvil.
Visita de seguimiento
Programe una visita de seguimiento con su proveedor de atención médica, o según lo que se le haya indicado.
Si a su hijo le tomaron una radiografía, un especialista examinará los resultados. Se le comunicará cualquier resultado nuevo que pueda afectar la atención de su hijo.
Cuándo buscar atención médica
En el caso de un niño saludable, llame a su proveedor de atención médica de inmediato si ocurre algo de lo siguiente:
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Fiebre (ver La fiebre y los niños, más abajo)
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Su hijo pierde el apetito o come poco
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Su hijo tiene dolor de oído, dolor en los senos paranasales, dolor o rigidez en el cuello, dolor de cabeza, diarrea o vómito persistente
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Aparición de un sarpullido nuevo
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Su hijo tiene síntomas nuevos o usted está preocupado por su recuperación
Cuándo llamar al 911
Llame al 911 si ocurre algo de lo siguiente:
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Presenta cada vez más dificultades para respirar
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Respiración rápida, como sigue:
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Del nacimiento a las 6 semanas: más de 60 respiraciones por minuto
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De 6 semanas a 2 años: más de 45 respiraciones por minuto
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De 3 a 6 años: más de 35 respiraciones por minuto
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De 7 a 10 años: más de 30 respiraciones por minuto
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Mayores de 10 años: más de 25 respiraciones por minuto
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Coloración azulada, violeta o gris en los labios o las uñas
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Tiene signos de deshidratación, como boca seca, falta de lágrimas al llorar o necesidad de orinar con menos frecuencia; es decir, no moja pañales durante 8 horas en el caso de los bebés
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Irritabilidad, somnolencia o confusión inusuales
La fiebre y los niños
Use un termómetro digital para tomar la temperatura de su hijo. No use un termómetro de mercurio. Hay termómetros digitales de distintos tipos y para usos diferentes. Por ejemplo:
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En el recto (rectal). En los niños de menos de 3 años, la temperatura rectal es la más precisa.
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En la frente (lóbulo temporal). Sirve para niños de 3 meses en adelante. Si un niño de menos de 3 meses tiene signos de estar enfermo, este tipo de termómetro se puede usar para una primera medición. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura en el recto.
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En el oído (timpánica). La temperatura en el oído es precisa a partir de los 6 meses de edad, no antes.
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En la axila. Este es el método menos confiable, pero se puede usar para una primera medición a fin de revisar a un niño de cualquier edad que tiene signos de estar enfermo. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura en el recto.
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En la boca (oral). No use el termómetro en la boca de su hijo hasta que tenga al menos 4 años.
Use el termómetro rectal con cuidado. Siga las instrucciones del fabricante del producto para usarlo adecuadamente. Colóquelo con cuidado. Etiquételo y asegúrese de no usarlo en la boca. Podría transmitir gérmenes de las heces. Si no se siente cómodo usando un termómetro rectal, pregunte al proveedor de atención médica qué otro tipo puede usar. Cuando hable con el proveedor de atención médica sobre la fiebre de su hijo, infórmele qué tipo de termómetro usó.
A continuación, encontrará valores de referencia que lo ayudarán a saber si su hijo tiene fiebre. Es posible que el proveedor de atención médica de su hijo le dé valores diferentes. Siga las instrucciones específicas que le dé su proveedor.
Medición de temperatura en un bebé menor de 3 meses:
Medición de temperatura en un niño de 3 a 36 meses (3 años):
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En el recto, la frente o el oído: 102 ºF (38.9 ºC) o más alta
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En la axila: 101 ºF (38.3 ºC) o más alta
Llame al proveedor de atención médica en los siguientes casos:
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Picos de fiebre reiterados de 104 ºF (40 ºC) o superior en un niño de cualquier edad
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Fiebre de 100.4 °F (38 °C) o superior en un bebé de menos de 3 meses
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Fiebre que dura más de 24 horas en un niño menor de 2 años
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Fiebre que dura 3 días en un niño de 2 años o más